Y sigo tratando de soportar todo esto que me está pasando. No logro comprender porqué te fuiste de mí, no logro comprender… y me duele. Porque me hiciste pasar momentos únicos, hermosos, hasta cumpliste (sin querer, y hasta sin saberlo) una gran fantasía que tenía. Hiciste que me perdiera en una gran ilusión, ahora nula. Hiciste que mi panza tuviera mariposas, que aún te esperan para ponerse a jugar como solían hacerlo cada vez que te veían, cada vez que te conectabas y mucho más, cuando me hablabas. Qué hermosos recuerdos tengo, qué lindas conversaciones. Y ahora todo está perdido.
Y en las penumbras de aquella noche, miraba atónita ésos mensajes que solías mandarme, que eran tan significativos para mí, que me hacían sentir especial, que me hacían sentir única (para vos, hasta entonces).
¿Ahora dónde están esas palabras? ¿Dónde quedó el cariño que decías tener por mí? ¿A dónde se fueron esas lindas palabras?
Y aquí, me desespero por tener alguna respuesta, alguna palabra que calme mi dolor. Te espero a vos. En algún lugar, en algún momento, sé que vas a aparecer, ¿será que en algún momento aparezco en tus pensamientos? No. No lo creo. Y tu frialdad, cada vez me consume. Tu falta de comprensión, también. Tu falta de ‘cariño’ y habla hacia mí, me llevó a la locura. Extraño todo lo que me decías, si bien no era mucho, pero me hacía tan bien. Me acompañaste, me escuchaste. ¿Será que te cansé?, ¿Será que no fui nada, ni tampoco querías que lo fuera?, Acaso... ¿Fui una más? ¿Fui algo con lo que querías sacarte la calentura y ya? ¿Por qué no admitir eso simplemente? Por lo menos… me duele menos que tu silencio. Ése silencio que causa intriga, ése que me hace dudar de mí misma, de mis actos, de mi forma de hablar. ¿Dependencia? Si. Admito que muchas veces lo puedo ser, como también admito que lo soy con vos, por lo que significaste y significas para mí, te quiero. Ése es mi problema, que te quiero y no logro asimilar que no me querés a mí; que no logro tampoco comprender, que todo lo que pasó (por más poco que fue) fue al pedo. Por lo menos me das a entender eso de vos, de tu parte. No me arrepiento de haber estado con vos, me encantó y creo que lo sabes. Me duele no haber recibido la misma respuesta.
Y ahora me entero que tenes a alguien más. Ya lo presentía. Tu manera de hablar luego de habernos visto, fue muchísimo más alejada de lo que tal vez, solía serlo. Por lo menos antes me dabas un poco más de atención. Para mejorarla, sarcásticamente, me borras de tu casilla de correo ¿por qué no me decís la verdad? ¿Por qué no decirme ‘tengo a otra’, ‘me gusta otra’, o ‘no te quiero’? No me dolería para nada que me lo digas, pero prefiero la verdad.
Y te voy a querer de la misma manera, porque, a pesar de que me digas lo que me digas, sos la misma persona para mí que hace una semana atrás. Una semana atrás, tan hermosa con vos. Que fui a tu casa, que vimos una película que a mí me gustaba, que nos dimos los besos más lindos, que me abrazaste de una manera tan linda e indescriptible, que me mirabas tan lindo, que me hacías mimitos y cosquillas (aunque me molestaban) pero vos hiciste que ése día, me olvidara de todos los problemas que tenía. Vos me ayudaste en ese momento a olvidarme que me había ido enojada de mi casa porque había discutido con mi vieja, hiciste que quisiera quedarme a tu lado. No quería irme de tu lado aquel miércoles de tu lado, ¿Habrá sido por algo? Si. Porque desde aquel día, jamás volvería a verte. Y es re estúpido, solamente han pasado 9 días, y en mi mundo han pasado 9 siglos. Siento mucho tu ausencia, será por todo lo que eras (y sos) para mí. ¿No te diste cuenta? ¿No comprendes lo que significás para mí? No. Si no, creo que me hubieras hecho una aclaración a todo esto, que me está consumiendo cada vez más. Y no sé cuanto más voy a soportar todos estos sentimientos que invaden mi cabeza, no sé cuanto más voy a soportar toda este dolor que mi corazón siente ¿Dónde estás? Te pregunto una vez más. Mi mente te llama, pero vos ya no me contestas. Y necesito que me escuches, necesito que me atiendas, necesito… te necesito y cada vez más.
Todas las noches, van pasando por mi mente aquellos momentos que compartimos, nuestro ‘primer beso’ tan apurado, pero tan lindo. Cuando fui a tu casa que vimos ésa película que ahora me hace llorar más de lo que me hacía llorar antes; cuando viniste a mi casa que nos besamos con tanta ternura y me diste un Dos Corazones que conservo el día de hoy; cuando fui por segunda y última vez a tu casa que vimos otra película, que me diste (por así decirlo) otro capricho más al ver una película que yo quería ver, que me abrazaste, me mimaste y besaste como bien mencioné unas ochocientas veces. ¿Por qué será que no te puedo sacar de mi cabeza? ¡MALDITA CABEZA! Dejá ya de pensar en él, dejá de hacerte ilusiones que de nada valen la pena en este momento.
Recuerdo cada vez más, y me aferro a ‘nuestros’ recuerdos, ya no aguanto esta condena de esperarte y no sé si volverás; no vas a venir, ¡NO!
Quiero olvidarme de ti, si es que de una vez te vas... si no regresas. Quiero saber cómo hacer, así curo esta herida que tiene mi corazón hoy, porque te fuiste y me abandonaste sin darme una explicación de todo, porque dejaste tu marca en mí y ahora te veo tu cobardía de no querer hablarme. De no querér decirme la verdad.


No hay comentarios:
Publicar un comentario